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PANDEMIA

Pocos hondureños que tengan recuerdos o vivencias de una pandemia. Las que hemos conocido o de las que hemos oído hablar, curiosamente se originaron en China. Más allá de estas nociones, solo hemos conocido la pandemia por medio de lecturas, de novelas o de la historia.

Podemos evocar la queja asiática que hizo estragos en todo el mundo, así como otras variedades de influencias que, progresivamente, la investigación científica han venido conteniendo por medio de vacunas actualizadas.

El virus corona que es la última versión, póngase en contacto con centenares de millas en China y se ha expandido por todo el mundo. En unos países con mayor intensidad que en otros, sin que la pandemia discrimine entre países ricos y pobres, entre las crisis del primer mundo y las más rezagadas, entre los regímenes de izquierda o derecha.

La pandemia no solo ha infectado centenares de millas de personas en el mundo, sino que le ha quitado la vida a muchas millas, en particular a los adultos mayores, teniendo actualmente su epicentro en Europa.

La experiencia de esta pandemia nos ha controlado que no hay ningún sistema nacional de salud capaz de controlar frente a una vez que la enfermedad se propaga exponencialmente como sostienen los expertos. Ni el sistema estatal con cobertura universal como en la mayoría de los países miembros de la Unión Europea, ni los sistemas privados o mixtos.

Y es que frente a una epidemia, la capacidad del sistema de salud solo triunfa cuando el Estado actúa con el tiempo con la aplicación de medidas controladas de evitar la propagación de la enfermedad. Y, como desde la antigüedad, la medida más segura es la cuarentena.

España e Italia, dos países tan cercanos a Honduras, pasan por una situación extremadamente dolorosa, por el número de contagiados y fallecidos, debido a que tardará en poner en marcha medidas rigurosas incluyendo el aislamiento, cierre de fronteras, de bares, restaurantes y toda actividad que suponga aglomeración de personas, que es la fuente más peligrosa de contaminación silenciosa.

El pronóstico de Reino Unido resultó incierto, según informes de medios internacionales que afirman que el Gobierno solo resolvió adoptar medidas consistentes con la magnitud de la amenaza a su población, cuando recibió un informe del Colegio Imperial de Londres que le planteó la posibilidad de que, sin control, Reino Unido podría sufrir medio millón de víctimas fatales.

De lo ocurrido en el mundo hasta ahora, podemos probar que los sistemas de salud, incluyendo los de las primeras potencias económicas del mundo, solo las eficientes si el Gobierno adopta un tiempo de medidas decisivas para prevenir el contagio.

Honduras, junto con otros países latinoamericanos han reaccionado con responsabilidad, convicción y energía para prevenir la propagación del virus.

En nuestro caso, no solo el Gobierno actuó ágil y decisivamente, sino lo que acompañó a todo el pueblo con un altísimo sentido de disciplina, solidaridad y misericordia. Y, por Gobierno se entiende las Secretarías de línea y su personal, junto con las Fuerzas de Seguridad que han apoyado las medidas establecidas.

Esperamos que en Honduras la pandemia describa en su propagación una curva lo más plana posible, que rápidamente llegue a su cima, y ​​luego disminuya hasta desvanecerse en lo que es este primer ataque, dando tiempo a que –Dios mediante– se perfeccionen las diversas investigaciones para la producción masiva de vacunas contra el virus corona.

Como resultado de esta crisis sanitaria, sin duda afrontamos dificultades económicas, pero sí salvamos millas de vidas y, si emulamos el esfuerzo y tenacidad de otras naciones que han sufrido catástrofes naturales o calamidades de la guerra, también nosotros podremos reconstruir nuestro futuro.

¡El espíritu de lucha de los hondureños no tiene límites¡

Por Carlos López Contreras

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